El papel de la familia política en la educación de los hijos, en el apoyo a su cónyuge, su compromiso con los valores de la familia, su prudencia en las reuniones familiares y en casa con su cónyuge, son aspectos muy críticos para reforzar la unidad y la estabilidad de la empresa familiar. Sin embargo, el tema de la familia política es también uno de los temas que genera más desconfianza. La forma en que vemos a nuestra familia no es la misma con la que miramos a la de nuestro cónyuge. Lansberg ha señalado que los parientes políticos son simplemente un espejo de las tensiones y preocupaciones no expresadas abiertamente en la familia”. Y, el propio Lansberg, concluye: “la mayoría de las familias tienen los parientes políticos que se merecen”.
Las empresas familiares suelen ser reacias a incorporar familiares políticos a la empresa y a darles información. La postura es radical: “que sepan lo menos posible para evitar problemas”. Sin embargo, los riesgos de la entrada de un familiar político son elevados. Por un lado, su entrada puede cambiar el orden natural de la familia e incorporar a un yerno por delante de un hijo puede provocar graves consecuencias en las relaciones familiares. Por otro, el riesgo de una separación matrimonial puede tener importantes consecuencias para la empresa. Y, por último, la incorporación de un yerno sin la experiencia y formación adecuada, sin los valores, compromiso y virtudes necesarias, que cree que tiene el derecho a dirigir por ser el cónyuge de un accionista, independientemente de su formación y experiencia previa, y que no cumple las normas de conducta ni los horarios puede crear una situación difícil para la familia y para la empresa. Una investigación realizada en EEUU señala que en los últimos cinco años un 22 % de las familias empresarias han visto que como mínimo uno de los matrimonios que formaban parte de la familia se ha separado, un 50 % de los familiares políticos que han entrado a trabajar en la empresa familiar juzgan como un error su incorporación, lamentan el poco reconocimiento y valoración que se les ha dado y, si pudieran volver atrás, no entrarían de nuevo, y, en tercer lugar, un 75 % de los casos en los que se ha incorporado un familiar político es juzgado como un error por los miembros más destacados de la familia.
Un político puede ganarse la confianza de la familia y de la dirección gracias a su experiencia en otra empresa, a su conducta (sentimiento y actitud positiva hacia la familia, compromiso con la empresa, excelencia, laboriosidad y esfuerzo, lealtad, transparencia, iniciativa emprendedora, sencillez, austeridad, prudencia y serenidad, conducta predecible, pocas ansias de protagonismo y ostentación con la familia, actitud de evitar poner pegas y hacer críticas), y a sus competencias profesionales y emocionales pero su entrada requerirá siempre que sea aprobada por los familiares consanguíneos. De un político, trabaje en la empresa o no, se espera que aprecie sinceramente los aspectos positivos de la empresa familiar, que no tenga miedo a comprometerse, que sea leal a la familia y a la empresa! Pero si trabaja en ella será imprescindible que respete el código de conducta interno y a sus superiores, especialmente si son familiares políticos suyos, que cumpla escrupulosamente los horarios y normas generales de la empresa familiar.
Es importante que el familiar que trabaja en la empresa informe con prudencia a su cónyuge de la marcha de la empresa, que evite transmitir las tensiones que se producen entre familiares, que modere su dedicación a la empresa para evitar descuidar a la familia, que muestre el lado bueno de la empresa (éxitos, beneficios, dividendos, premios) y permita que la familia se beneficie de ello. Igualmente, es necesario que su cónyuge asuma la confidencialidad de muchos temas, que pueda dar serenidad y apoyo emocional en momentos de tensión y crisis, que transmita a los hijos las bondades de la empresa, moderando sus críticas, que evite juzgar a las personas que gestionan la empresa, especialmente si son familiares, que respete la relación de su cónyuge con sus familiares, moderando las tensiones cuando existan y evitando aumentar las discordias.
Para lograr el compromiso de los familiares políticos que no trabajan en la empresa, es necesaria una información periódica y su presencia en el Foro Familiar así como evitar la realización de acciones que supongan la marginación de los cónyuges. Por ejemplo, se debe evitar hablar de la empresa en las reuniones familiares. Esto se resuelve formalizando las reuniones del Consejo de Familia o del Foro Familiar.
Por último, es necesario que la planificación de la sucesión y del reparto de la propiedad a cada hijo evite situaciones que provoquen conflictos innecesarios con los familiares políticos tal como expresa el siguiente ejemplo: “Cuando mi padre falleció repartió la propiedad de la empresa en tres partes iguales: una para mí y las otras dos para cada una de mis hermanas. Yo era el único que conocía la empresa pues mis hermanas y sus respectivos maridos no habían trabajado nunca en ella pero pocas semanas después no pude evitar que mis hermanas me impusieran la entrada de mis dos cuñados que ni estaban preparados ni conocían el negocio. Así, desde que mi padre ha fallecido tengo a mis dos cuñados, que en vida de mi padre no pintaban nada, tocándome continuamente las narices!! No quiero estar toda la vida cuestionado. Llevo 25 años trabajando con mi padre en un clima de confianza y la situación actual es muy incómoda”.